¿Hasta luego?
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Todo lo que tiene un principio tiene un final, que a su vez es un nuevo
principio de algo que también tendrá un final y blablablá. El caso es que
me voy de...
Hace 14 años
En estos días tan entrañables, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. Lo que quiero decir es que no sólo de pan vive el hombre (ni la mujer, por supuesto) y que, quien más quien menos, todos aspiramos a "costilla" o a embutido de "cantimpalo". Pero no nos liemos. Aquí estamos para felicitar la Navidad porque, nos guste o no, es Navidad y somos felices por decreto-ley. Además la esperanza es lo último que hay que perder. Y si no, miradnos a los catalanes: nos hemos quitado a los sociatontos de encima y hoy nos ha tocado la loteria por los cuatro costados (debe ser una nueva forma de financiación autonómica). En fin y resumiendo
Ayer miércoles por la tarde, día 30 de noviembre, vi en la puerta de unos grandes almacenes el primer PAPA NOEL de la temporada. Iba con su típico traje rojo con los espectaculares vivos en blanco y su gorrito a juego. Paseaba cansinamente de un lado a otro de la gran puerta acristalada agitando con desgana la campanilla. No oí que lanzara sus peculiares ¡Ho! ¡Ho! ¡Ho! pero pensé que quizá era pronto y se estaba reservando, aún queda mucha temporada. Los pocos que por allí pasábamos, embutidos en nuestros abrigos para protegernos del gélido aire de la tarde, debimos poner la misma cara de extrañeza ante el peculiar espectáculo, pero ya se sabe que el calendario manda. La Navidad llega, amiguitas y amiguitos, porque tiene que llegar y más en un año como el que se acaba, que sólo faltaría que no tuviera Navidad para rematar al personal. Pase que se reduzcan los sueldos, que se limiten las pensiones de jubilación, que se eliminen prestaciones sociales, pero ojito con tocar la Navidad ¡Hasta ahí podríamos llegar! Así que preparémonos para disfrutar de la mejor Navidad de nuestra vida, de la mejor Navidad de todos los tiempos. Enero de 2011 no existe, ni el 2011 entero tampoco. De hecho, no existe nada que no sea la Navidad en la que estamos a punto de adentrarnos, en la que estamos ya, porque nada puede existir, nada debe existir, que rompa el encanto, la ilusión de que aún podemos. Amémonos, pues, los unos a los otros, amémonos con fruición, amémonos con ahínco, con desesperación. ¡Let’s do it like they do on The Discovery Chanel!

El castellano está en peligro. He de rendirme a la evidencia, mal que me pese. Las peores previsiones del PP y la caverna mediática se están empezando a cumplir. Pero estas cándidas almas defensoras del lenguaje patrio se equivocaron respecto de cual es la amenaza. ¡No es el catalán! ¡No! El leviatán lingüístico es otro. Ni más ni menos que la RAE y sus miembros han empezado a desmembrar aquello que costó tantos siglos construir, la lengua con la que nuestros silvestres antepasados, con lucha y esfuerzo, forjaron un imperio. Pero esto no es de ahora, no, esto viene de lejos. Es un taimado plan que se lleva larvando siglos y que ahora afronta sus más descarados pasos, eso sí, con el parsimonioso caminar de los mastodontes que caracteriza a instituciones como la RAE. En su día se empezó aceptando los galicismos, se siguió luego con los anglicismos y ahora le toca el turno a los cretinismos. Y así empiezan a desaparecer tildes, se les cambia el nombre a las cosas y todo el monte es orégano. El descaro es tal que incluso la escritora española Soledad Puértolas, que aún no es académica de la lengua pero que “firma” el contrato este fin de semana, se permite el lujo de afirmar que "yo estaría dispuesta a meditar la supresión de la hache. No creo que tengamos que preservar el lenguaje tal cual lo hemos recibido”. Puestos así, tampoco deberíamos preservar gran cosa de lo que recibamos de cualquier otro aspecto, no vaya a ser que nos entre un sarpullido por no ser lo suficientemente modernos. Hagamos una lista, pues, de lo que no tengamos que preservar como, por ejemplo, el Código Penal (qué antiguo que suena esto), las alubias con chorizo (evidentemente, las flatulencias no son preservables), la Casa Real (bueno, quizá aquí…) y cualquier otra cosa que se nos ocurra. Hagamos con todo un paquetito con un bonito lazo y lancémoslo al hiperespacio, mientras le cantamos loas a la RAE que se preocupa tanto por nosotros y tanto nos quiere ¡Ella nos quiere! ¡Ye! ¡Ye! ¡Ye!
Parte desde Barcelona, ciudad tomada por los Papistas.
El próximo 28 de noviembre se celebran, como es sabido, elecciones al Parlament de Catalunya, elecciones en las que los ciudadanos catalanes elegiremos a nuestros genuflexos representantes. Es curiosa la manera en como se manifiesta actualmente nuestra democracia (hablo de la nuestra aunque sospecho que la de otros no es muy diferente). Podemos elegir libremente a nuestros representantes no para que nos gobiernen según nuestra opinión sino para que apliquen las opiniones de los que realmente gobiernan. Por eso, como sería realmente muy complicado que todos nos arrodilláramos en muestra de nuestra sumisión al claro poder real (ya no se molesta ni en estar en la sombra), elegimos a unos representantes para que lo hagan por nosotros. Como siempre llueve sobre mojado, nuestros representantes catalanes ni siquiera podrán genuflexionarse frente a la luz que nos oscurece, sino que deberán hacerlo frente a otros representantes (los del reino) que a modo vicarial (pero descafeinado) se encargan de repartir los jarros de agua fría. No me extraña pues que la desafección ciudadana respecto de la política crezca como la espuma cervecera bien tirada.
Iba conduciendo la otra mañana cuando un taxista realizó en mis narices una “maniobra a lo loco Iván”* saltándose cuatro carriles a la vez para poder girar a la izquierda viniendo desde la extrema derecha de la calzada en la que se encontraba (qué alegórico que me ha quedado esto). Es en momentos como ésos cuando uno piensa “vaya tontería de final, arrollado por un taxista” y desea que el término de sus días carezca de la violencia que el mundo de hoy parece imprimir a casi todos los ámbitos. En el estupendo libro “Ladrones de tinta” de Alfonso Mateo-Sagasta se hace referencia en sus primeras páginas al hecho curioso de que mientras los finales heroicos, sacrificados, violentos, desmedidos, etc., han gozado del predicamento de los poetas, nadie parece haber glosado y loado el final de la vida en la vejez, descansando plácidamente en el lecho en adormilada vigilia. Ningún autor ha alabado la senilidad en los postreros días o cantado las excelencias de la pérdida de control de los esfínteres, ningún verso nos ha transportado en alas de la belleza describiendo el baboso y balbuceante final de un saco de huesos. Eso me hace sospechar que todos llevamos interiorizado en lo más profundo que morir de viejo y en la cama es un “coñazo”. Eso explicaría la alegría con la que muchos ponen en riesgo sus vidas (y las de otros) en el desempeño de los actos más triviales: sería una manifestación subconsciente de ese miedo al “coñazo”. Los individuos que así se comportan, pues, no serían unos inconscientes incívicos y asociales, sino unos amantes de la poesía heroica sin saberlo. Va por ti, taxista:
Viendo lo que le ha pasado al pobre Llongueras (lo de pobre es solo una manera de hablar) y a otros anteriormente, me he acordado de una frase que leí hace ya algún tiempo y que venía a decir, más o menos, que la familia es una de las primeras fuentes de infelicidad que tiene el ser humano, sino la máxima. Cuando le preguntas a alguien por sus relaciones familiares, salvo excepciones la mayoría contesta que son estupendas, son como una piña, hacen un montón de cosas juntos, los hermanos y/o hermanas son fabulosos, ahí siempre apoyando y ¡Qué decir de padres, tíos, abuelos, etc.! ¡Unos santos es lo que son! Siempre dispuestos a ayudar. Este panorama idílico, sin embargo, no oculta que tras las puertas de casas y pisos se desarrollan las más deleznables coacciones sobre los individuos integrantes del núcleo familiar (“si nos quisieras no actuarías de esa forma”), se cataloga a los miembros con rigor científico (“éste es el listo de la familia pero su hermana no vale para nada”), se juzgan sentimientos con precisión de oráculo (“ésa no te quiere ni te ha querido nunca”), se regurgita el pasado y ya se sabe que el devuelto siempre huele mal (“porque el daño que me hiciste aquella vez no te lo perdonaré nunca”) o se realizan operaciones económicas dignas del mejor de los tiburones de Wall Street (“la casa de los abuelos será para mí o si no os joderé la vida a todos”). Naturalmente, Llongueras no me da ninguna pena, ya tendrá el riñón bien cubierto, pero no deben ser pocos los modestos y anónimos ciudadanos que confiaron en sus familiares para asuntos económicos y salieron trasquilados. Una teórica encuesta nos mostraría que asilos y residencias de ancianos tienen un elevado porcentaje de este tipo de casos entre sus ingresados. A veces la condición humana es una de las más tristes condiciones. Reflexionemos.
A medida que pasan los días no se habla de otra cosa y yo empiezo a estar hasta el colodrillo ¡Que si seremos muchos! ¡Que si seremos pocos! ¡Que si los mínimos serán más mínimos que el salario mínimo! ¡Que si “ni una coma” se va a tocar de las nuevas tablas de la ley (de reforma laboral)!
Otra parte en la que también triunfa el amor es en mi serie de ficción favorita. Estoy deseando que se estrene aquí ya.
Feliz fin de semana.
Como dicen en la revista El Jueves “Sólo hay una portada pero teníamos más”. Ahí van:
Ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio. Así que ya estamos de vuelta en el tajo. Ha sido breve pero ha dado tiempo a un poquito de todo: algo de sol, un poco de piscina, unos cuantos kilómetros en bici (¡Qué muslos se me están poniendo!), bastantes horas de sueño reparador, alguna que otra comida copiosa, muchos momentos de amena lectura (“LA REINA OCULTA” de Jorge Molist, primer Premio Alfonso X el Sabio de novela histórica de 2007, entretenida e instructiva a la par), el encanto de los atascos veraniegos (sólo uno ¡Menos mal!), algunas visitas inesperadas (este año los mosquitos vinieron a casa) y un sinfín de esas pequeñas cosas que son las que hacen agradable la existencia (besos y risas).
Hoy sí es mi último día de curro antes de las vacaciones. Sólo son dos semanas, el día 30 vuelvo, pero hace la misma ilusión que si fueran más días. No sé si podré conectarme o si tendré tiempo, pero intentaré seguiros la pista a las/los que aún vais dando guerra bloguera. Y hablando de guerra, no puedo dejar de comentar dos noticias que he visto hoy en la prensa. La primera trata más bien de lo contrario, del amor (ya sabéis que soy un romántico), pero desde un punto de vista más lúdico. Resulta que ayer a medianoche se celebró en una playa de la bonita y costera localidad de Sitges la Primera Orgía por la Independencia. No me negaréis que el independentismo catalán sea un movimiento abierto de miras. La noticia no aclara si hubo una gran participación de público, debido a que la prensa no fue invitada al acto, pero si especifica que entre otras actividades, se pensaban bailar sardanas solidarias y entregar premios a los independentistas que más veces alcanzaran la unidad o demostraran estar más abiertos al pacto. Como condiciones para acceder al evento estaban el ir en pareja y venir limpios y aseados de casa. La ropa se dejaba en la entrada para garantizar que no hubiera cámaras. Estoy esperando con impaciencia y ansiedad las reacciones de la caverna. A ver si se animan los del PP y montan una orgía por la unidad de España, que la Cospedal “me pone”.
No deja de sorprenderme nunca la condición humana (por llamarla de alguna forma). Cuando parece que lo hemos visto y oído todo, cuando después de conocer la penúltima tontería nos decimos “ahora sí que ya no puede haber nada que supere a esto”, entonces va alguien en alguna parte y nos demuestra cuan equivocados estábamos. La cosa viene a cuento a raíz del Duodécimo Campeonato Mundial de Sauna que se celebraba el pasado fin de semana en Finlandia. Consiste el evento en ver quien aguanta más tiempo a 110º de temperatura y bajo una humedad también muy elevada. Los dos finalistas de esta edición perdieron el conocimiento en plena competición, en su afán por aguantar más que nadie. Y uno de ellos, el ruso Vladimir Ladyzhensky, murió posteriormente a causa de las graves quemaduras sufridas, mientras que el otro, Timo Kaukonen, vencedor de cinco de las siete últimas ediciones, tuvo que ser hospitalizado. Y digo yo: estos comportamientos a todas luces aberrantes ¿Se deberán a alguna carencia afectiva en la infancia? ¿O serán a causa de una disfunción hormonal? ¿Puede haber elementos ambientales que favorezcan tales conductas? ¿O quizá se trate sólo de la ausencia de las conocidas y nunca bien ponderadas “dos hostias a tiempo” que como medida de encauzamiento nunca deben faltar en el bagaje de padres o tutores?
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¡Qué verano más raro!
Este calle con este arco existe en Barcelona. Siempre que pasamos por debajo, mi pareja y yo, lo hacemos caminando de espaldas y pedimos un deseo, en silencio. Es una tradición (esto sí es una tradición y no lo que dicen por ahí) si queréis tonta, pero que no hace daño a nadie. No es que sea de gran efectividad en los resultados, yo sé lo que he pedido e imagino lo que ella habrá pedido a su vez, pero ya hace muchos años que lo hacemos y seguimos aquí para contarlo, cosa que, al fin y al cabo es lo que cuenta. Así que paso virtualmente bajo el arco para desear que todas y todos tengáis unas estupendas vacaciones y que, a la vuelta, estemos todos aquí para contarlo (y reirnos un buen rato).
¡¡Qué Calor!! Algunos ya sabéis de mi predilección por el invierno y el fresquito. Incluso diré que puedo agradecer esa primavera agradable o un otoño suave. Pero en cuanto el verano asoma sus garras yo entro en “stand by” o ahorro de energía. Es por ello que esta semana he estado más preocupado por esconderme entre las sombras que otra cosa. De todas formas, el panorama sigue siendo desolador. Lo prueba el hecho de que el personaje del momento, que acapara portadas en la prensa y prime time televisivo, es un pulpo (y luego dicen que los alemanes no tienen sentido del humor). Mientras, la “roja” sigue ganando y la población se sigue anestesiando. Mucho me temo que este domingo son capaces de ganar y este país ya no despertará a la realidad nunca más. Yo, que siempre he pensado la poca gracia que tiene ver a 22 millonarios en pantalón corto corriendo detrás de una pelota, estoy viviendo una de mis peores pesadillas. Ahora es cuando so oirán las voces de “amargado”, “aguafiestas”, “separatista”. Incluso “catalán”, que es lo peor que le pueden decir a uno en estos momentos. Aquí en Barcelona también tenemos una final, pero es el sábado. Se trata de la traca final y gran fin de fiesta (antes de que la mayoría se vaya de vacaciones) de las dos semanas de llanto y quebranto después de la sentencia sobre el Estatut. No pienso ir por varias razones. Una de las más importantes es que empieza a las 18:00 horas y todavía hace mucho calor. Otra sería que para demostrar cabreo no hace falta montar estos espectáculos. Es de sit-com televisiva el papelito del Presidente Montilla poniéndose estupendo porque él quiere ir detrás de una senyera bien grande y no detrás del lema de la manifestación que convoca Omnium Cultural, que a los del PSC la palabra Omnium ya les debe dar mucho miedo. De todas formas, no deja de ser todo muy anestésico también. Después del gran paripé que se montará, lo rematará la “roja” el domingo y el lunes a otra cosa mariposa. Lo mejor es buscarse un buen árbol, como el de la foto que he hecho, que lo tengo cerca de casa, y tumbarse a la bartola, que según definición del diccionario de la RAE sería…
El viernes comedia: To Cath a Thief (1955). Ésta es, de todas las suyas, la película que me hizo fan acérrimo de Cary Grant. Su forma de andar, de moverse, de mirar, de vestir, su elegancia en cualquier situación en suma le convierten en la quintaesencia del ESTILO con mayúsculas. Frente a él, Grace Kelly queda como una principiante a la que han empotrado dentro de los vestidos. No comparto el fervor que causa en muchos Grace Kelly. De indudable belleza, me parece sin embargo una actriz normalita muy sobrevalorada, en cuya fama influyó en exceso su conversión en princesa. De todas las rubias que el inefable Hitchcock se buscó para sus películas, me quedo sin duda con Eva Marie Saint, también de gran belleza y superior talento, que participó en “Con la muerte en los talones” junto a Grant.
Los viernes comedia: The Party (1968). Ésta es la fiesta a la que todos nos gustaría acudir: hay diversión, comedia y bebida y un encantador personaje lleno de buena voluntad e intenciones, cosa que demuestra que en ocasiones la buena voluntad o las buenas intenciones son más peligrosas que un terremoto. Dirigida por Blake Edwards, supuso una nueva colaboración con el inolvidable Peter Sellers, conocido por su papel de Inspector Clouseau en La Pantera Rosa. El argumento: un actor hindú (Sellers), que sólo ha conseguido papeles de extra en Hollywood, tiene la rara habilidad de provocar pequeños y/o grandes desastres a su paso. El último ha sido volar por los aires el decorado de una película antes de la única toma que se podía hacer de él. Es despedido fulminantemente pero el destino hace que sea invitado por error a la fiesta que el productor de la mencionada película da en su mansión. A partir de la llegada de Sellers a la fiesta va desencadenando un pequeño reguero de situaciones disparatadas que van desarrollándose “in crescendo” hasta conseguir el caos total con todos los invitados en remojo, montañas de espuma, un elefante, colapsos nerviosos y muchísimas más situaciones desternillantes. Todo el humor es muy visual y hay pocos diálogos que lo respalden, la mayoría de las situaciones están basadas en la enorme bis cómica de Sellers, inconmensurable en sus gestos, en sus expresiones de sorpresa o en su ingenuidad para enfrentarse a los hechos que él mismo va desencadenando hasta convertirle en la imprevisible alma de la fiesta. Una película a todas luces recomendable, que nadie debería perderse. Una joya del humor inteligente como las que ya no se hacen. Traigo unas pocas situaciones de muestra.
Los viernes (o los sábados) comedia: Jalisco canta en Sevilla (1948). “Madre mía” debéis estar pensando “¡Qué nos está trayendo éste hoy aquí!”. Pues traigo una muestra representativa de un cierto tipo de cine patrio que se prodigó durante muchos años. Además traigo la primera coproducción hispano-mexicana de la historia. Y, por último, traigo también el debut oficial en el cine de la sin par Carmen Sevilla, todo por el mismo precio. Como partenaire de la española tenemos a Jorge Negrete, mexicano representante de la raza de los bien plantados, versión años 40, cantante, actor, ídolo de masas de la época en este y el otro lado del atlántico. Como anécdota jocosa de la historia, a Jorge Negrete se debe que, al llegar a Madrid para iniciar el rodaje y ante la nutrida e incluso histérica representación femenina española que le aguardaba (fenómeno inusitado en la España de la época) no se le ocurriera decir otra cosa que “¿Que en España no hay hombres?”, para irritación de la prensa afín al régimen (o sea toda). El argumento: Negrete y un colega, charros mexicanos y arruinados, viajan a Sevilla a cobrar la herencia que le ha caído al primero por parte de un tío abuelo lejano. Pero, por desgracia, cuando llegan la herencia se esfuma por un error. Gracias a que conocían a un torero español retirado que les da trabajo en su cortijo no se quedan en la calle. Una vez en dicho cortijo Negrete se enamora de la hija del ex torero (Carmen Sevilla) y la acaba conquistando, no sin antes los consabidos enredos y líos de amores. Al final hasta cobra la herencia y todos felices. La película es un encanto de puro kitsch y concede un rato de diversión simplona sin más pretensiones que ver con qué se quería distraer a nuestros abuelos.
Los viernes comedia: Lover come back (1961). Ésta es la segunda película que rodó el trio Doris Day/Rock Hudson/Tony Randall. La primera había sido Confidencias a medianoche y la siguiente sería No me mandes flores. Las tres son comedias brillantes en las que el engaño, de una u otra forma, es el nudo de la acción. Las dos primeras son más parecidas en el esquema argumental pues Rock y Doris son antagonistas hasta el final de los filmes en los que el amor triunfa, mientras que en la tercera ya están casados y las circunstancias son otras. El argumento: Jerry (Rock) y Carol (Doris) son dos ejecutivos publicitarios que viven su profesión en las antípodas el uno del otro. Mientras Carol es una dura trabajadora, profesional y honesta, Jerry consigue los contratos a través de juergas, fiestas y proporcionar chicas a sus clientes. Precisamente a una de esas chicas le ha prometido ser la protagonista de un anuncio de televisión y monta para ella un falso rodaje para promocionar el inexistente producto VIP (luego tiene la intención de decirle que la campaña se ha cancelado). Pero por error, el anuncio se emite. Para evitar que el consejo de publicistas lo sancione (pues lo está investigando por sus malas prácticas a instancias de Carol) contrata a un químico Linus Tyler para que invente el VIP. Pero Carol, que no sabe nada y cree que el VIP existe y está a punto de ser lanzado, busca al químico para conseguir la exclusiva y se encuentra con Jerry (al que no conoce personalmente) que se hace pasar por el científico para distraer a Carol, ganar tiempo y de paso aprovecharse. Para esto último y en su papel de químico, Jerry finge ser tímido y haber vivido poco la vida pues siempre se ha dedicado a la ciencia. Carol, por temor a que el crápula y disoluto Jerry convenza al científico Linus con sus tácticas habituales, llega al punto de estar dispuesta a entregarse al que cree Linus para conseguir la exclusiva aunque descubre a tiempo el engaño y salva su virtud in extremis. Como veis, aunque se suele tachar a estas películas de ñoñas, tienen bastante mala leche por debajo. Naturalmente al final triunfa el amor pues estamos en Hollywood y apenas han comenzado los felices sesenta.