viernes, 19 de junio de 2009

Girando (2ª parte)

Los temas se me agolpan:

- Ha muerto Vicente Ferrer. Las palabras están de más en un momento así. Ya se que es ley de vida, más pronto o más tarde a todos nos ha de tocar. Pero acabamos de perder a alguien que mejoraba muchísimo la media de este grupito depredador que es la raza humana.

- La violencia machista ha hecho la penúltima. Se ha detenido al individuo sospechoso de provocar el incendio en el que ha muerto su expareja y sufren quemaduras muy graves un bebé de dos años y una chica de diecinueve. Digo yo que un día de estos habrá que hacer algo, vamos, es un poner. Porque lo hecho hasta ahora es lo más parecido a una mierda: huele mal y no sirve para nada.

- En la lejana Minnesota, una mujer acaba de ser condenada a pagar la friolera de 2.000.000 de dólares por la descarga ilegal (para el tribunal) de 24 canciones, cantidad evidentemente enfocada a meter el miedo en el internauta simplón (el internauta avispado ya sabe como no dejar huellas) y alejada de una teórica compensación razonable por el lucro que hubiera obtenido con la comercialización. La cosa le sale a más de 80.000 dólares por canción (algo más de diez millones de pesetas).
Poner puertas al campo no ha funcionado nunca, pero en esa guerra están metidos muchos gobiernos con el de los U.S.A. a la cabeza. Pero, a estas alturas, hay dos hechos irreversibles: primero, el modelo de derechos de autor general vigente se muere a pasos agigantados superado por la nueva realidad tecnológico-social (no se pueden querer sólo las ventajas de esta nueva realidad y no los inconvenientes) y segundo, el mundo de la música (la industria, los artistas) han de adaptarse a esta realidad, muchos han comprendido esto y están actuando en consecuencia, por ejemplo haciendo mayor incidencia con el tema de las giras, una fuente importante de ingresos (eso de sacar el disco y quedarse en casa tan ricamente ya pasó), creando sus propios sellos discográficos para controlar y optimizar la gestión, favoreciendo las descargas desde sus propias páginas web a precios simbólicos, etc. Renovarse o morir, aunque la ceguera está muy extendida.