miércoles, 10 de febrero de 2010

Saint Valentine's day

Ahora que se acerca eso que se celebra el domingo (además de materias primas y bienes de consumo también hemos importado fiestas, no me extraña que nuestra balanza comercial esté como esté pero eso es otra historia) empiezan a aparecer esas frases que todo el mundo tiene para comentar el tema. Se habla en televisión y en radio, la prensa escrita rellena espacios con artículos sobre el asunto y se citan las citas más o menos célebres y originales. Esta semana, en un periódico, entre otras, había estas dos que me llamaron la atención. La primera:

“A partir de los 60 años todos somos sexo débil” Woody Allen.

Uno de los maestros reconocidos del humor y las frases llenas de ingenio (sí, ya sé, no a todo el mundo le gusta Woody Allen, de hecho hay una gran mayoría que lo detesta). Pero su visión del espíritu humano, sus neuras y sus contradicciones, es incontestable. Porque a los 60 años, y mucho antes también (gracias Woody por darnos tantos años de margen), todos nos volvemos invisibles y partes de nuestro cuerpo además se vuelven inservibles y, sin saber muy bien cómo, entramos en el limbo social. Se habla mucho de ellos, de los mayores, de sus circunstancias, de su problemática, de su casuística, pero ya se sabe que, como dice esa otra frase genial de la que desconozco su autoría, lo mejor para no hacer nada respecto de un tema es hablar mucho de él. Vamos por la segunda:

“Una mujer puede fingir un orgasmo, un hombre toda una relación” Sharon Stone.

¡Fantástica! Imagino que habla con conocimiento de causa. El tópico habla de la mente manipuladora de la mujer y del simplismo primitivo del hombre, pero creo que nada más lejos de la realidad. El simplismo primitivo que se achaca al hombre “porque solo piensa en una cosa” es de una complejidad que puede dejar al maquiavelismo en mantillas, pues a ese objetivo se dedican todos los esfuerzos del ser. La mente manipuladora que se atribuye a la mujer es más muestra de su necesidad de adaptarse a los elementos adversos a ella que pueblan esta sociedad, a la fuerza ahorcan, que plan organizado de vida. Las generalizaciones suelen ser odiosas, las comparaciones también, sí. Por eso los individuos, en general, tendemos a dejarnos llevar por pulsiones egoístas a las que barnizamos de buenos sentimientos. Dependiendo de la calidad del barniz y de las capas que se den, las relaciones aparecen brillantes como el primer día o llenas de desconchones, prestas a entrar en el astillero o en el desguace directamente.
En fin, pero para que veáis que en el fondo soy un romántico de tomo y lomo, ahí va una cancioncilla. Cantan Mr. Big, un grupo de melenudos yankees que, si no fuera por ésta, carecerían del más mínimo interés.