jueves, 18 de febrero de 2010

ARCO (y flechas)

Buena se ha montado en la feria de arte ARCO. El escultor Eugenio Merino ha presentado su obra titulada “Escalera hacia el cielo”, que podéis ver arriba, en la que muestra una torre humana formada por un musulmán, un católico y un judío, por este orden y de abajo arriba. La embajada israelí en Madrid ha montado en cólera y ha emitido un comunicado expresando su rechazo a la obra y criticando que en nombre de la libertad de expresión se disfracen de arte prejuicios y estereotipos. Se reaviva la vieja polémica de los límites entre lo que es artístico y lo que es oportunismo y provocación. Personalmente la obra de Merino no me parece nada del otro jueves aunque le reconozco cierta guasa cuando declara que ha hecho “una pieza que se supone que habla de la unidad de las religiones y de la alianza de civilizaciones en cualquier caso”, aunque también se podría interpretar, viendo la obra, que los judíos, con la ayuda de los católicos, someten a los musulmanes. Pero para interpretaciones simplistas ya está la embajada israelí. Nunca entenderé esa “piel fina” con la que se asumen determinados dogmas. Si nadie le diera la más mínima importancia (que no la tiene) la escultura de Merino habría pasado con más pena que gloria. Ahora, sin embargo, ha conseguido portadas y minutos en los medios. En ocasiones parece que determinados gobiernos, asociaciones, estamentos religiosos (de todas las religiones) y demás miembros del club “Cuidado con nosotros que nos ofendemos a la mínima” en realidad trabajen de gabinetes de relaciones públicas y promoción. Para sí querrían muchas agencias del sector publicitario el éxito que consiguen esos advenedizos. Para demostrar que las cosas de ARCO siempre han ido con el perfume “escándalo” y sus consecuencias, el genial Forges ya retrataba así las cosas en la lejana edición de la feria en 1999.


Por cierto, mañana edición especial de Los viernes comedia. No os la perdáis. (Toma ya, esto sí que es publicidad)