Está previsto (se desconoce si ya se ha producido el hecho) que los restos de Poncher sean trasladados a otra parte del cementerio, a un nicho que en principio estaba destinado para la desconsolada viuda Elsie, que de momento no tenía la intención de ocupar. Sin embargo, es ahora cuando los problemas para Elsie pueden empezar. Años después del fallecimiento de Marylin, cuando quizá Poncher veía cercano su fin, hizo prometer a su viuda que le enterraría en el nicho boca abajo, bajo amenaza de perseguirla el resto de su vida si no cumplía su deseo, cosa que la viuda cumplió. Desconocemos cómo se tomará el bueno de Richard esta mudanza a “sus años”. Pero no parece que vaya a ser muy bien, con lo que los últimos años de vida de Elsie, que podrían ser tranquilos en su lujosa, cómoda y ya pagada mansión, pueden verse enturbiados por la macabra aparición de la ectoplasmática figura de su difunto marido, poseído por una erección fantasmal insatisfecha y cabreado como una mona porque su última voluntad ha sido sacrílegamente perturbada. En fin, a la “pobre” Elsie siempre le quedará el recurso de llamar a los cazafantasmas.
¿Hasta luego?
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Todo lo que tiene un principio tiene un final, que a su vez es un nuevo
principio de algo que también tendrá un final y blablablá. El caso es que
me voy de...
Hace 14 años