
Cuando esos pensamientos me invaden, intento pensar en que soy afortunado pues tengo una familia que me quiere, soy responsable porque trabajo para colaborar en su manutención, soy alegre y optimista porque consigo sacarles una sonrisa (cuando no unas buenas risas), soy ciudadano ejemplar pues pago mis impuestos y no tengo multas ni me meto con nadie, soy todo lo solidario que mi economía se puede permitir, soy ecológico pues llevo lo que me sobra al Punto Verde de Reciclaje del barrio, y soy de izquierdas porque, entre otras muchas razones, para ser persona de bien en este país no se puede ser de otra parte.
Menos mal que no me da muy a menudo. Debe ser cosa de mi dualidad géminis. Igual tendría que tomar MELASUDA o Keosden Forte* cuando me llegan los síntomas. El otro día me dijeron un refrán que, como todo refrán, en esencia es lapidario: “Val més menjar menys i pair millor”, que literalmente sería “vale más comer menos y digerir mejor”, pero que haría referencia a vivir con más moderación y sencillez para tener una vida en equilibrio con uno mismo. O algo así. Uno de los héroes de mi infancia lo explicó mucho mejor cantando.
* Cortesía de Menda.