
¿Alguna vez se resolverá la guerra? ¿Sin vencedores ni vencidos? ¿Sin daños colaterales? ¿Pero alguna vez aprenderemos?
Es curioso que, pese a la raíz cristiana y mayoritariamente católica de nuestra sociedad, el perdón y la comprensión no son palabras que sepamos conjugar en primera persona del singular del presente, cuando el/la otro/a rompe nuestro falso sueño y creemos ver como el suelo se abre bajo nuestros pies.
¿Quien construyó nuestro castillo? ¿Fuimos nosotros? ¿Pusimos cimientos o empezamos a amontonar ladrillos?
A veces las cosas simplemente se acaban…aunque haya amor.
Tres grandes voces y un aún más grande sentido del humor.