jueves, 13 de mayo de 2010

¡Aprendamos de una vez!


¡Qué días más extraños que nos tocan vivir! Nada es lo que parecía ser y, mientras nos ponen en nuestro sitio, nos preguntamos si todo junto vale la pena. ¿Vale la pena el esfuerzo que dedicamos? ¿Vale la pena el sacrificio que nos piden? ¿Nos enganchamos al tren correcto? De repente hemos bajado a segunda división y no recordamos haber perdido ningún partido en casa y acabamos pensando que el árbitro estaba comprado ¿Por qué estamos jugando en esta liga entonces? Porque sucedía igual que en el patio del colegio: cuando no te dejaban jugar era cuando más ganas tenías. Y aquí pasamos muchos años queriendo jugar y no nos dejaron. Cuando al fin nos aceptaron creímos que nuestra suerte había cambiado, pero no fue así. Se deben haber reído a nuestras espaldas todos estos años. Ahora nos llaman desde los Estados Unidos hasta la China para asegurarse que no nos vamos a rajar en el último minuto del partido. ¿Por qué no nos ponemos a jugar a otra cosa? No nos dejarían ¿Verdad? Nos harían la vida imposible. Incluso puede que nos invadieran. Seríamos estigmatizados como los causantes del desorden. Reíros de lo que se pensaba de Alemania tras la guerra. Ahora nos tocaría a nosotros. O eso nos creemos. Éste debe ser el caso, que somos muy crédulos. ¿Otra sociedad, otro mundo, es posible? La lógica nos diría que sí. Entonces ¿Por qué no lo empezamos ahora? Quizá hasta se nos acabaría uniendo alguien, quien sabe. Hay más soñadores de los que podemos imaginar. El ambiente parece querer unirse a nuestro estado de ánimo. El cielo llora casi todas las tardes y el buen tiempo no acaba de arrancar. ¡Alcemos las manos! ¡Pidamos! ¡Soñemos! ¡Y aprendamos de una vez!