viernes, 15 de enero de 2010

Serendipia

Los viernes comedia: Serendipity (2001). ¿Existen las casualidades? ¿El destino? Aunque no aceptado por la RAE, la serendipia es un término derivado del inglés, y éste a su vez del árabe, que se definiría como “un descubrimiento o un hallazgo afortunado e inesperado. Se puede denominar así también a la casualidad, coincidencia o accidente” (Wiki dixit). Así pues, si conocemos a alguien especial, de una manera fortuita, ¿Es eso el destino? Jugando con el azar y la determinación, la película de hoy plantea un juego a cerca de si estamos predestinados a alguien o si podemos cambiar nuestro destino sentimental. Está interpretada en sus papeles protagonistas por John Cusack, actor todo terreno de comedias, y Kate Beckinsale, mucho mejor aquí que matando hombres lobo y vampiros en la saga Underworld o Van Helsing. El argumento: Jonathan (Cusack) y Sara (Beckinsale) se conocen casualmente mientras están de compras en vísperas de Navidad. Conectan rápidamente y pasan una tarde muy especial. Al despedirse, Jonathan quiere volver a quedar pero Sara, que cree más en el destino que en las casualidades, le propone un juego: él escribe su número de teléfono en un billete con el que ella paga en un kiosko y ella pondrá su número en un libro (“El amor en los tiempos del cólera”, un guiño al amor predestinado) que venderá en una tienda de segunda mano. De este modo, si están destinados el uno para el otro, más pronto o más tarde el billete llegará a manos de ella y el libro a manos de él. Pasan siete años y Jonathan está a tres días de casarse con otra mujer aunque no ha olvidado a Sara (no ha dejado de buscar el libro en toda librería o tienda que se le ha puesto a tiro) y siente la necesidad de encontrarla para saber que no está dejando pasar la gran oportunidad de su vida. Inicia entonces, ayudado por su mejor amigo, una rocambolesca búsqueda del paradero de Sara. Ésta, por su parte, tampoco ha olvidado a Jonathan pero está inmersa en una relación con un emergente divo musical y no se siente segura de dar el paso definitivo. Con diálogos llenos de humor e ingenio, en especial entre Jonathan y su amigo, y con momentos realmente jocosos (dignas de mención son las apariciones del actor cómico canadiense Eugene Levy como vendedor de los almacenes Bloomingdales), la comedia nos lleva “in crescendo” en una progresiva tensión romántica hasta el desenlace final. Como muchas obras en principio sin más pretensiones que entretener, ésta nos hace pensar acerca de si en alguna ocasión pudimos dejar pasar, o no, a esa persona que por un instante nos hizo sentir ese “algo” especial.

En una combinación afortunada de dos canciones de Eros Ramazzotti (que no salen en la peli) podemos hacer un vuelo sobre el film para ver cómo la serendipia hace de las suyas.