miércoles, 16 de septiembre de 2009

Palabras, palabras, palabras

Una vuelta de tuerca a la eterna guerra de sexos, con las siempre arrojadizas palabras “tú me dijiste” “me prometiste” “me juraste”, frases que languidecen como las malas excusas, como las flores marchitas, como los guisos pasados.
¿Alguna vez se resolverá la guerra? ¿Sin vencedores ni vencidos? ¿Sin daños colaterales? ¿Pero alguna vez aprenderemos?
Es curioso que, pese a la raíz cristiana y mayoritariamente católica de nuestra sociedad, el perdón y la comprensión no son palabras que sepamos conjugar en primera persona del singular del presente, cuando el/la otro/a rompe nuestro falso sueño y creemos ver como el suelo se abre bajo nuestros pies.
¿Quien construyó nuestro castillo? ¿Fuimos nosotros? ¿Pusimos cimientos o empezamos a amontonar ladrillos?
A veces las cosas simplemente se acaban…aunque haya amor.
Tres grandes voces y un aún más grande sentido del humor.