martes, 29 de septiembre de 2009

Hoy cocinamos (es un decir)

Voy a explicar una socorrida receta de una persona querida, a la que no le importará que me la apropie (la confianza da asco).
Vamos allá. Hoy: ARROZ A LA OSTIA PUTA.

Ingredientes para una persona:
- Un vasito de arroz Brillante tipo basmati (de ésos de un minuto al micro y listo)
- Queso en polvo (el de la pasta, efectivamente)
- Albahaca (la de esos frasquitos que hay en los expositores de especies)
- Lecitina de soja granulada
- Dos latas de atún pequeñas, si puede ser en aceite de oliva virgen extra mejor
- Aceite de oliva virgen extra y sólo virgen extra.

Preparación:
Perforamos repetidas veces la tapa del vasito de arroz con un cuchillo y levantamos ligeramente la lengüeta de apertura. Calentamos el vasito de arroz en el micro un minuto exactamente. Pasado el minuto, lo sacamos y vertemos el contenido en un bol de tamaño apropiado, o el recipiente que prefiramos, y removemos el arroz para desapelmazarlo. Cubriremos el arroz con una capa de queso en polvo. Espolvorearemos albahaca al gusto. Luego haremos lo mismo con la lecitina de soja. Añadiremos el contenido de las dos latas de atún, si son en aceite de oliva virgen extra tal cual, si no, escurriremos previamente el líquido y echaremos un buen chorro de aceite. Mezclaremos todos los ingredientes hasta obtener una masa homogénea. Se puede comer directamente o servir en un plato según las preferencias de cada cual. Se puede acompañar su ingesta con la bebida que prefiramos aunque no es aconsejable la que lleve gas. A modo de humilde sugerencia, propongo un Merlot, Torres Atrium del 2008.

Plato completo donde los haya, tiene todos los elementos esenciales para la alimentación:
- Proteínas: atún.
- Hidratos de carbono: arroz.
- Grasas: queso y aceite.

El nombre del plato se remonta a la época estudiantil y la expresión de sorpresa que producía abrir la nevera y no encontrar en ella signos de alimento alguno. La calidad de los ingredientes ha mejorado respecto de los originales debido fundamentalmente al paso del tiempo y a los sueldos estables.
Para finalizar, se puede escuchar, mientras se come, a esta dulce señorita por la que yo también enloquecería.