martes, 28 de julio de 2009

“Todo te lo puedo dar menos el amor, baby”

La cosa es tal que así: George, el perro, ha robado y enterrado, en un lugar desconocido, un hueso de brontosauro, el último que le falta a Gary Grant para completar todo el esqueleto, pero huye porque un leopardo que se llama Baby se lo quiere comer. El leopardo es del hermano de Katherine Hepburn, que se lo ha enviado desde la selva para que ella se lo cuide. Para calmarlo hay que cantarle la canción “Todo te lo puedo dar menos el amor, baby”. Pero el leopardo se escapa y lo persiguen por el bosque hasta la casa donde vive un psiquiatra. A todo esto, Gary Grant se tenía que haber casado a las tres de la tarde de ese día pero no ha podido ir porque primero Katherine le ha quitado la ropa y luego el perro le ha robado el hueso. Además, Gary estaba pendiente de un donativo de un millón de dólares para el museo por parte de un millonario pero lo ha dejado plantado en un restaurante porque Katherine le ha roto el chaqué y él a ella su vestido y han tenido que salir casi por patas. También hay un jardinero malcarado, otro leopardo de un circo, un cazador de leopardos, la policía, la novia de Gary,…
Todo esto y alguna cosa más, agitado y bien servido por el director Howard Hawks, da como resultado “Bringing up Baby”, de 1938, “La fiera de mi niña” en España, “La adorable revoltosa” en Argentina. Si no la habéis visto es imprescindible remediarlo de manera prioritaria. Me lo agradeceréis eternamente.