viernes, 5 de junio de 2009

El sentido del voto

El domingo elecciones al Parlamento Europeo. ¡Pues qué bien! ¡Y yo con estos pelos! Y ahora ¿qué hago? ¿Voto con el corazón? ¿Voto con la cabeza? ¿¿Voto a la contra?? ¿¿¿Voto con las tripas??? ¡¡¿Voto a bríos?!! Si es que estos políticos sólo saben dar trabajo… aunque no del que deberían sino del otro.
Europa debe ser una de las ideas más mal vendidas de las últimas décadas. La gente suele pensar que éstos de Europa lo único que hacen son reglamentos y restricciones en la industria y la agricultura y, por supuesto, el tema del euro, que tanta unanimidad y alborozo ha generado entre la población respecto al alza de precios que supuso. Y también muchos funcionarios y mucho gasto.
Pero, en vez de hablar de la integración, de las políticas comunes, de la redistribución de recursos, de la consolidación de un gran mercado único, nuestro, del que beneficiarnos, en vez de hablar de futuro ¿de qué han hablado nuestros políticos? Pues de un avión, de unos guardaespaldas, de Paco Camps y sus trajes (tiene nombre de personaje de Gomaespuma, este hombre), de videos con perros (qué culpa tendrán los animalitos para que los utilicen en estos fregados), del “…y tú más”, de…
Así estoy, pensando qué narices hacer. Mi voto ha sido casi siempre inútil. Inútil porque el partido al que he votado no ha salido ganador ni ha podido aplicar sus políticas. Pero votar testimonialmente lleva al cansancio y a la sensación de estar jugando en Segunda B, donde no cuentas para nada. Si voto útil, los mismos de siempre seguirán donde están, llenándose la boca con las mismas palabras y diciendo aquello de “hemos comprendido el mensaje que nos ha transmitido la ciudadanía”, sí, el mensaje que somos tontos y diciendo que viene el coco nos tienen en el bote. Del coco no voy a hablar porque se retrata sólo y me da miedo, miedo de que tengan unos diez millones de votantes (¡Joder!, con perdón).
Y no votar me deja como al protagonista de El Proceso de Kafka, acusado sin saber de qué, como si estuvieran mirándome todos los que lucharon y murieron por conseguir un país mejor y yo tan ricamente en casa o en la playa o en el bar tomando el aperitivo. Y se me pone la misma cara de pringado que en todas las elecciones cuando ya sólo falta un día y no tengo ni idea de qué haré. De momento me parece que la mejor opción es el ¡Voto a bríos! Y aún añadiría más ¡Malandrines!