martes, 11 de noviembre de 2008

El ejemplo

Como la actualidad mundial está muy correosa he pensado que mejor buscaba un tema para desengrasar. Pero no hay manera. Todo parece estar dominado por lo mismo: Las elecciones en Estados Unidos y la crisis y sus consecuencias. Estos temas y sus flecos copan la atención de los medios mientras el resto de noticias cae en el marasmo. Si a esto añadimos que gran parte de la población ni lee ni ve los programas de noticias de las cadenas de televisión, el resto de la actualidad tiene pocas oportunidades de llegar a la población. Vivimos, pues, de impacto en impacto y cada vez el impacto ha de ser más grande, si no, apenas nos impresiona. Esto me lleva a pensar que la esencia de los hechos hace tiempo que se ha desvirtuado, en ocasiones hasta banalizarse o incluso desparecer, y sólo queda el artificio. La percepción de la realidad cambia y, en consecuencia, nuestra relación con ella también, hasta el punto que se puede estar gestando una generación de personas que pueden llegar a ver las cosas de una forma diametralmente opuesta a cómo han sido percibidas hasta ahora por nuestra sociedad. Un cambio de estas características puede llevar, parece estar llevando, a una transformación profunda de las bases ideológicas y sociales sobre las que se sustenta nuestro mundo occidental. Me refiero a una sociedad occidental descohesionada, desapegada de sí misma y del resto del mundo que sólo piensa en sobrevivir al día a día.
Los adolescentes de hoy llevarán el peso del mundo mañana. Pero están recibiendo unos mensajes por nuestra parte que hablan de enriquecimiento fácil y rápido, que el que se esfuerza y trabaja es un “pringao” y que los telediarios son una versión descafeinada de los reality shows en los que se va de impacto en impacto. Ya se que hay juventud que está por otras cosas pero no se si les dejaremos margen de prosperar. Los que hemos de cambiar somos nosotros, nunca es tarde, y demostrar que otra visión es posible. La infancia aprende con el ejemplo. Demos un ejemplo que valga la pena. Todos nos lo agradeceremos.